3.9.09

Hay cosas que te matan o te curan.


Está comprobado que todos los seres vivos, a lo largo de su vida, afrontan cuatro procesos: nacer, crecer, reproducirse y morir. Aunque la segunda y la tercera varían según el sujeto, de la última nadie se salva.-
Lo que los científicos no aclaran es que durante la vida también se afrontan muertes, miles de pequeñas muertes que nos obligan a renacer y nos transforman. Mueren los trabajos, mueren las amistades, las relaciones, las aspiraciones, mueren los sueños. Todo es finito y transformable.
Hay muertes que marcan más que otras, hay muertes que se olvidan con facilidad y otras que directamente nos dejan una cicatriz en el medio de la frente, casi como una advertencia a aquellos que nos rodean: "Frágil. Tratar con cuidado". Estas muertes son tan fuertes que dejan al alma totalmente desestabilizada, desequilibrada y cualquier disgusto puede repercutir de la peor manera.
Una vez que la persona muere se le realiza una autopsia. La encargada de diagnosticar la causa de esta pequeña muerte es muchas veces la reflexión y de ahí se busca la cura, el elixir para volver a vivir.
Obviamente este proceso lleva tiempo, paciencia y dedicación por lo que siempre hay un lapso en el que la persona se convierte en un muerto en vida, algo así como un cuerpo inanimado que deambula con la mirada perdida sin destino ni punto de partida a la búsqueda de esas respuestas que hicieron de él una pila de huesos sin sentido alguno. Los culpables son casi siempre los mismos, asesinos por vocación van siempre de la mano el desamor y la desilusión. El desamor como falta de amor o afecto a una persona o cosa, enemistad, aborrecimiento tanto a un tercero, un objeto, como a uno mismo. La desilusión como el desengaño, la decepción, la impresión que se experimenta cuando alguna cosa no responde a las expectativas que se habian creado. Son estas las que desatan el primero de los signos perceptibles de una pequeña muerte: la depresión, la tristeza. Cada lágrima que se derrama carga con un mensaje, un grito desgarrador que no puede ser emitido.
Luego, el renacimiento.La resurreción tiene que estar acompañada de un aprendizaje para no volver a morir de la misma forma, para transformarnos en personas más fuertes, inmunes a las desiluciones y amores que no están.
No es fácil, no todos lo logran. Todavía hay personas que pueden morir a causa del amor, todavía existen pasiones que autodestruyen lentamente, todavía no encuentro la cura a la mentira y la desilusión permanente en todos los aspectos, todavía me persiguen viejos fantasmas que no me dejan vivir.
Al lado mió pasan muchas cosas,    
 pero lo que me rodea es indiferente.