4.5.10

Capítulo 1: Papá por siempre.

Un padre marca a fuego la vida de cualquier hijo. Por falta o por exceso de amor, por presencia o por ausencia van dejando una enseñanza que no se olvida nunca. Mi viejo me marcó, me dejo una herida que no puedo terminar de cerrar, aún hoy.
Se casó con mi mamá el 20 de abril de 1990, llevaba el traje azul y pocas ganas de reafirmar en el altar el amor que sabiamente supo fingir durante los cinco años de noviazgo con ella, que era ideal por su inocencia e ingenuidad; justo lo que necesitaba. Enamorarla no le costo ni tiempo, ella soñaba con encontrar el amor y cayó en la trampa que aquellos intensos ojos le tendieron; creyó todas y cada una de las palabras que esa sonrisa le confesaba y nunca dudó cuando el juraba que volvía tarde porque se mataba trabajando para construir esa familia que ella tanto reclamaba. Ella lo amaba y él no se conformaba con tener una sola a su disposición.
En el '92 nací yo y nació la desesperación de Carlos, con una hija a su cargo iba a tener una cosa más de la que ocuparse y asumir responsabilidades no fue nunca su punto fuerte porque aunque tenía 25 años seguía siendo un adolescente. Lo que mamá veía como familia para papá era prisión, eran pocas las veces que se quedaba en casa con nosotras porque se refugiaba en el negocio donde él era el jefe, y si de liderazgo hablamos, es lo que más disfruta. Nació Ari y mamá empezó a sentir demasiada presión, se daba cuenta de que así no funcionaban las cosas y que María Helena (la secretaria de papá) tenía una relación más que laboral con el dueño del local... pero como dije antes, ella habia jurado amarlo hasta que la muerte los separe así que cerró los ojos con fuerza y ese mal trago desapareció de la historia.
Él volvía cada día más tarde, más indiferente y menos interesado en "eso" que nunca le había traído más que dolores de cabeza. El chat fue su salvación, era la oportunidad de empezar desde cero y eso fue lo que hizo: conoció a una mujer, Claudia, y vio en ella la salida del laberinto en el que estaba atrapado. Casualmente se conocieron y se enamoraron, poco tiempo después tomaron la decisión de irse juntos a vivir a San Luis.
Claudia se mudó a Villa Mercedes con Juan, un tipo de 40 soltero pero con una ex novia que estaba loca y que tenia dos hijos los cuales, pobrecitos, lo querían tanto que se habían vuelto un peso demasiado pesado. El mismo día, Lucía se despedía de su marido Carlos, un tipo de 40 que sólo buscaba el bienestar y la prosperidad familiar en tierras puntanas, donde la educación para sus hijos iba a ser mejor que la que aca se ofrecía, hacía el sacrificio de trabajar en una fábrica de sol a sol para juntar unos pesos porque, como siempre, sólo queria lo mejor para su familia. Todo sucedia simultaneamente, curioso ¿no?
Yo vi llorar a mi mamá por él cada noche de ese eterno año. Le escribí 268 cartas contándole lo orgullosa que estaba de tener un papá que se sacrifique tanto por nosotros, le resé a todos los santos que lo cuiden y que me lo devuelvan rápido, lo extrañaba demasiado. Durante el 2001 sólo lo vi dos veces y puedo contar con una mano las llamadas que recibíamos en casa... esas eran las ocasiones en las que nos deleitaba con los planes que tenía para nuestro glorioso futuro: íbamos a vivir en unas cabañas con todos los servicios y la escuela en la que nos había anotado era la mejor de las mejores, más de lo que podíamos pedir. No habia vueltas: faltaba un mes para que nos fueramos juntos, para dejar Mar de ajó y no volver más; no me importaban mis amigas que aca dejaba ni me preocupaba ser la nueva en el salón porque estar reunidos todos en la mesa era con lo que soñaba cada noche.
Paradójicamente fue el día de los santos inocentes cuando mi mamá encontró en la agenda un número con una característica que le resultaba conocida y un nombre: Claudia. Me dejó a cargo de la casa porque se iba a comprar helado para el postre pero antes se decidió a hacer una parada en el locutorio:
- Hola?
-Hola, mirá... mi nombre es Lucía y te llamo porque encontre tu numero en la agenda de mi marido, Carlos Maxit y me llamó la atención. ¿Tenés idea de quién te hablo?
- ¿Juan Maxit?
-Si... se llama Juan Carlos
- Ah... sí, es mi pareja.
Esa noche la vi llorar más que nunca.
Cuando me desperté la mañana siguiente, para mi sorpresa, papá estaba en casa. Fumaba como un desesperado y mamá no hacía más que llorar. Nadie me decía nada y sin embargo lo veia venir, el divorcio era inminente.Esa noche los planes, la nueva vida y mi familia se esfumaron como por arte de magia y la historia estaba muy lejos del final.
Claudia fue la mala de la película durante los tres años que duró la relación, era realmente una madrastra de las malas, una bruja despechada o al menos esa es la imagen que me quedó grabada para siempre. Juan (o Carlos) la abandonó cuando vió que el compromiso involucraba más de lo que él esperaba invertir, el negocio dejó de beneficiarlo y se tomó el primer avión hacia Mar de Ajó dejando en Villa Mercedes otro corazón sediento de venganza. Se equivocó si pensaba que Claudia era una de esas personas pacificas porque definitivamente no tomó su acto de la mejor manera y, sospechando de que papá volvía para rehacer su vida con nosotros, se encargo de que nuestra existencia sea de lo más complicada, todavía me asusta el timbre del telefono suena pensando que puede ser ella, amenazando con matarme, con matarnos. Durante ese maldito año tuve pánico de caminar sola por la calle, me convertí en una paranoica y aún así a mi papá lo seguia queriendo incluso más que antes, me desesperaba por verlo y a cambio él se esforzaba por demostrarme un total desinterés... y yo me daba cuenta. Al principio creí que el problema era la distancia, la falta de comunicación, mis caprichos, y concluí que la razón era nada más ni nada menos que mi manera así que me esforcé por ser la mejor, comencé a escuchar la misma música que él, empecé a buscar entre sus cosas algo que me haga ser parecida, algo que lo sorprenda y entonces me quiera un poco pero tampoco obtuve resultados y fue ahí cuando aprendí que cuando no hay amor de las dos partes el sentimiento simplemente no existe.
Durante otro largo tiempo siguieron desfilando las novias ciberneticas y mi papá siguió emigrando de localidad en localidad sin anclar en ningún puerto seguro, gracias a él conocí personajes que en mi vida hubiera imaginado. A cada una de ellas le contaba maravillas mías y hasta me hacía creer que realmente era un padre ejemplo pero entonces, cuando estabamos solos, el silencio se apoderaba de todo y él volvía a ser el mismo ente de siempre. Definitivamente la culpa no era mía sino de su falta de voluntad y contra eso no podía luchar. No puedo describir el dolor que me causaba pensar que mi papá, la mitad de lo que soy, no me quiera ¿Por qué no había meditado el asunto antes? ¿Con que derecho me hacía llorar tanto? ¿Siendo un mentiroso tan habilidoso no podía fingir ni un poquito? Aunque sea por piedad mendigaba un abrazo o un beso ocacional de esos que nunca llegaban y cuando me cansé de la desesperación se lo pregunté y no sé que esperaba como respuesta pero la que él me brindó me dolió más que cualquiera.
-Bueno, tenerte a vos y a tu hermano, casarme con tu mamá nunca fue lo que yo quise, no me importaba en absoluto. Lo hice porque, vos sabes Lu... el apellido en la vida hay que llevarlo en la frente y para eso me construí una "familia", para dejar a los abuelos y su reputación tranquila. Yo si te quiero... pero te quiero diferente, hace de cuenta que en vez de tu papá yo soy tu amigo Esa tarde mi papá dejó de ser mi papá para ser mi amigo, renunció oficialmente a sus derechos y me convirtió en una bastarda, en su lugar me presentó un "amigo" pero definitivamente un amigo no tan bueno porque mientras me moría adelante de sus ojos, él sólo se limitaba a fumar otro atado más. Aquella tarde me dejó la cicatriz más profunda que tengo hasta el momento. Esas crueles palabras robaron prácticamente mis ganas de vivir y de a poco comencé a devaluarme como persona, dejé de creer y comencé a desconfiar de todo. Ya no creía en ninguna verdad ni en la posibilidad de que alguna vez alguien pueda quererme ¿Cómo podía sucederme a mí si ni siquiera mi papá lo intentaba? Mis días transcurrían todos igual de grises y lo siguieron haciendo durante un tiempo más...
De a poco fui construyendo una nueva realidad en mi cabeza, una que no contenga padres, ni familias, ni amores. Para ese momento mi papá también habia cambiado su versión, ahora sí era un padre pero de otra familia. Otra nueva familia que hoy forma parte de mi, una masomenos estable y que todavía perdura. Una familia con una mamá maestra jardinera, una nena, un nene y una abuela que se dedica a meter el dedo en la llaga cuando el tiempo le sobra. Una familia que hubiese podido ser la mía tranquilamente, pero que me toca mirar desde afuera. Y yo sigo siendo la hija de un amigo, uno que visito un fin de semana por mes y que sigue innovando con sus tácticas de coqueteo con cada nueva clienta que se atreve a ingresar a su local. Un eterno adolescente. Un amigo que, irónicamente, cuestiona siempre mi estado civil cuando su funcion natural debería ser velar por mi soltería, mínimo hasta los treinta. Soy la portadora de un apellido renombrado en la elite marajense, un decorado que no tengo ganas de merecer.
 Lo que somos no es más que el reflejo de lo que nos tocó vivir, creo firmemente en esto. Para bien o para mal, cada acto, cada pensamiento o cada actitud que manifiesto se explica con capítulos de mi historia. Y me aterra cuando veo que repito alguno de los errores, cuando me identifico con alguno de los hechos y me veo a mí cometiendolos nuevamente... pero me da la seguridad de saber que lo que quiero es diferente, que mi futuro capaz no sea el mejor, ni siquiera mejor que mi pasado y sin embargo sé que va a ser distinto. Todavía mantengo la esperanza de que me quieran de la forma convencional, todavía creo en casamiento y familia numerosa, todavía quizas siga siendo una ilusa ¿Pero cuándo dejé de serlo?

  
No hay que decir más nada
Ya no hay que hablar...
No necesito más nada.

1.5.10

(suspiro)

27.4.10

Final feliz



Ya no queda nada que pensar, no existen demasiadas opciones: esto tiene que terminar. Admito que tengo cierta empatía por esta idea, no me gusta ni un poco pero ¿Para qué seguir? Sé muy bien que nada bueno puede resultar de esta combinación, va a ser mejor resolverlo ahora... antes de que se vuelva más complicado de lo que ya me resulta. 
 No, jamás fuimos el uno para el otro y nunca en esta historia existió un "Nosotros". No eras lo que yo buscaba y aún así me encontré buscándote más de una vez, espero algún día encontrar la manera de agradecerte todo todo lo que sos para mí. Me hiciste crecer de mil maneras diferentes. Y si bien los momentos no fueron tantos, me supieron sacar sonrisas a montones. De antemano también me gustaría pedirte perdón, no quise causarte problemas, sé que no soy una de las personas más simples que existen. 
 No quiero seguir escribiendo, en serio estoy tratando de convencerme que esto es lo mejor. Por lo pronto me guardo tus besos en el bolsillo y me obligo a saludarte desde lejos con la mano. Ya no puedo seguir insistiendo, mi turno se termina hoy. Éste es tu final, quiero que seas muy feliz.

25.4.10

You're my death
I'm your disease
Together we will bleed
Devotedly concede

22.4.10

The night of the living dead

Hace algunos años, tantos que ya se me dificulta recordar, mi realidad no era la misma. Aún tengo recuerdos vagos de la increíble mujer que solía ser pero que nunca llegué a contemplar. Recluída en mi propio mundo de llaves y candados transcurrieron mis días mientras navegaba solitariamente en dirección al horizonte, confiada de que allí se encontraba el legítimo capitán de mi navío. Mitad ingenua, mitad inocente, hice oídos sordos a todas las advertencias convencida de que si yo lo esperaba, si me armaba de paciencia y de esperanza... él finalmente anclaría en mi puerto y me llevaría a conocer las maravillas de los siete mares. Tanto tiempo esperé que el tiempo mismo se cansó de esperarme y decidió robarme de una vez todos los suspiros, dejandomé dormida entre los durmientes de mi muelle abandonado.
 Al abrir los ojos noté instantaneamente que mi paisaje había cambiado, el olor de esa oficina no se parecía en nada a la fragancia marina a la que estaba acostumbrada y el hombre que me interrogaba parecía muy preocupado por mi estado.

- A diferencia de lo que demuestra con sus actitudes, es usted una mujer muy fuerte.

- ¿A qué se refiere? ¿Qu... Qué está pasando acá?

- Digamos que la vida a veces es demasiado para personas como usted, que no saben valorarla. Qué fácil que es quedarse sentado, observandola pacíficamente pasar delante de sus ojos como si fuera una película bastante aburrida. La falta de acción, el desinterés por involucrarse en los asuntos propios convierte algo tan maravilloso como  la vida misma en algo totalmente banal e insípido... ¿Para qué seguir malgastando minutos en casos como el suyo, si lo único a lo que está dispuesta es a esperar sentada que los astros se alinien y de la nada misma la conviertan en una persona dichosa y completa? Déjeme decirle señorita que ya no estoy dispuesto a continuar con su plan.

- Bueno, déjeme entonces corregirlo porque considero que usted no tiene ni la más remota idea de lo que dice...  Se cree taan poderoso detrás de ese escritorio como para objetar si yo merezco o no mi vida pero en cambio no lo veo a usted desenvolviendosé en medio de esa maldita jauría de lobos salvajes, observandote todo el tiempo como una potencial presa ¿Qué alternativa queda si yo no quiero formar parte? ¿En dónde quedamos los que creemos que la vida tiene un sentido más profundo que vivirla como si fuera el último de los días? No creo en las personas que se involucran sin tener una idea previa, un plan de acción que justifique esa entrega tan valiosa del cuerpo, de la mente o de cualquier otro aspecto porque no es precisamente involucrarse ¿No lo cree?
 He tenido la oportunidad de conocer mi mundo lo suficiente como para decidir que no quiero permanecer demasiado tiempo en él, y como cambiarlo está fuera de mis posibilidades, prefiero permanecer al margen...

- Y yo digo que usted es una cobarde...

- ¿Lo vé? No tiene caso, usted también es uno de ellos. No se preocupe, no pretendo que me entienda. Este tipo de conversaciones siempre termina de la manera que los demás quieren así que vayamos al grano: ¿Qué es lo que tengo que decirle para dejarlo satisfecho y ponerle un final a este asunto sin sentido?

- Su última respuesta me da la razón que creía tener. ¿Sabe acaso porqué la historia la escriben siempre los que ganan? No se trata de personas más o menos capaces, más o menos inteligentes sino de personas decididas a ser ellas las que triunfan. Usted, en cambio, está siempre dispuesta a ceder el lugar, SU lugar ¿Entiende? Durante este tiempo jamás tuvo el coraje de asumir el papel que le fue designado... aún si éste era el de una magnifica guerrera o el de una brillante damita. Prefiere ser la distante y misteriosa, prefiere darme la razón a replicar la respuesta, prefiere siempre el camino fácil...

-Continúe señor, a ver si en algún momento me puede diagnosticar algo que yo no sepa de mí misma.

- Es una lástima, es realmente una pena que se esmere tanto en conservar el papel de inadaptada cuando bien podría aprovecharlo de otras maneras

- Otras maneras, otras maneras ¿Le gustaría recomendarme alguna? ¿Cuál le gustaría que adopte mañana? ¿La de femme fatale? ¿La de ruda? ¡Por supuesto que hay otras maneras! Pero esta es la que elijo para mí, ésta es con la que estoy cómoda

- Está comoda, satisfecha con su forma de ser... íncreible realmente.

- Disculpe si esta pregunta suena grosera pero ¿Para qué sigue malgastando su preciado tiempo tratando de concientizar a alguien como yo, alguien que no tiene cura, alguien tan increíblemente ridícula?

- Porque justamente no voy a darle el gusto de facilitarle las cosas una vez más. Y no se trata de criticar su manera de ver el mundo, sino de hacerle ver la manera en que el mundo la está observando... Quizás podría estar relajado, tomando un café en vez de intentar cambiarle la cabeza a una señorita testaruda que en vez de intentar florecer, se esfuerza demasiado en seguir siendo un capullo cerrado hermeticamente.

- Eso no es verdad, no tiene derecho a decirlo.

- Demuéstreme lo contrario entonces, cuénteme ¿Cuándo fue la última vez que sintió su corazón acelerarse con una caricia? ¿Cuándo fue la última vez que sintió esa rara sensación en el estómago al escuchar nombrar a alguien más? ¿Cuando fué que lloró de felicidad absoluta y rió hasta sentir que se le caían las lágrimas? Son todas estas mágicas situaciones las que usted se olvidó de encontrar... porque estuvieron ahí todo el tiempo mientras sus ojos apuntaban a un horizonte mucho más lejano. Su vida ahora se terminó, el camino fácil parece que además se tomó demasiados atajos ¿No cree?

-¿Cómo dijo?

- Sí, después de todo para usted debe ser un alivio teniendo en cuenta que permanecer mucho tiempo en ese mundo de fieras salvajes no era su prioridad.

-Pero no puede ser... nono, esto no puede ser posible.

- Créame que así es, ahora sí puede dedicarse a observar el panorama sin presión alguna. Su turno se terminó mi querida.

-¡Tengo planes que realizar! ¡ Cosas por conocer!

- ...Y tanto tiempo desperdiciado. Hemos llegado al punto exacto donde usted y yo nos entendemos por primera vez. Tuvo en sus manos la oportunidad de realizar todo lo que en su cabeza rondaba y la errada idea de que todo se iba a dar tal y como usted esperaba sin poner ni un poco de voluntad por su parte. Esta vez no va a ser tan sencillo, ahora las reglas las dictaré yo.

Ahora no respiro y por mis venas no corre nada parecido a la sangre. Soy fría y pálida como la nieve, capaz de congelar a cualquiera que se atreva a tocarme y sin embargo sigo acá. Mi segunda oportunidad es mucho más que un castigo. Soy lo que fui y lo que debería estar siendo, al mismo tiempo. Soy una mezcla heterogénea entre la conservadora ermitaña y la arriesgada que sólo de vez en cuando sale a espiar. Soy un lío tremendo, un imán para el desastre, una atracción para el infortunio, una inocente palomita. Soy un cambio procesandose muy muy lentamente, soy las ganas de curarme de esos miedos sin sentido.  
 ¿Y qué tal si te cuento que yo ya estoy muerta? ¿Quién puede ahora lastimarme? ¿A quién debo temer si con el mismo diablo estuve cara a cara?
Quiero vivir la muerte entera, quiero vivir y nada más.